Historia

La historia de Puerto Octay se encuentra ligada al establecimiento de los primeros inmigrantes alemanes en la nueva Colonia del Lago Llanquihue durante la segunda mitad del siglo XIX. Admirado no solo por sus atractivos naturales y turísticos, la belleza de su paisaje cultural, lo convierten en la actualidad en uno de los conjuntos urbanos más destacados, tanto, por la presencia y conservación de su patrimonio arquitectónico, como su historia local.

Puerto Octay no tiene fecha de fundación, sus primeros habitantes se establecen en el sector de playa maitén hacia los años 1852 y 1853. El primer habitante en la actual de villa de Puerto Octay, se establece hacia el año 1855, el sastre Antonio Rose, proveniente de Silesia, quien permanece muy poco tiempo en el lugar.

Será hasta el año 1860 que comienzan a establecerse paulatinamente nuevas familias, ahora en el espacio de la actual villa, entre ellas, el colono Cristino Ochs, comerciante, de cuya expresión “Donde Ochs hay” derivaría el nombre de Puerto Octay.

Desde 1880 en adelante -unido al desarrollo de la navegación- comienza el desarrollo y poblamiento de la villa, la cual se constituye oficialmente como comuna el 22 de diciembre de 1891 a partir de la Ley “Organización y Atribuciones de las Municipalidades” llamada igualmente “Ley de Comuna Autónoma”, promulgada por el Presidente de aquel entonces Jorge Montt Alvarez.

Con la promulgación de esta ley son creadas 195 nuevas municipalidades a lo largo de Chile. En el departamento de Llanquihue, con el Nº 184 es creada la municipalidad de Puerto Octay, cuyo territorio municipal, más tarde denominado comuna, lo forma la subdelegación Nº 6 del departamento de Llanquihue y cuyo límites establecían: “Al sur con la laguna de Llanquihue, hasta el camino público que conduce a Frutillar a Río Negro, y el camino de Frutillar a Río Negro al oeste, con el límite oeste de las chacras hasta el río chan-chan, por el norte el río Rahue, la laguna de Rupanco y al este la Cordillera”.

Por las muchas atribuciones y obligaciones que entregaba a los municipios, esta Ley del 22 de diciembre de 1891, fue llamada “Ley de la comuna autónoma”, debido a que éstas debían tener la mayor autonomía posible, permitiendo la intervención de los vecinos en el manejo de los intereses comunales.

Puerto de paso obligado, Pto. Octay por el norte y Pto. Varas, por el sur, rápidamente destacan por ser las principales vías de comunicación y transporte de pasajeros y de carga. Grandes casas comerciales y hoteles acogen a los cientos de visitantes que cada día transitan por la villa, transformándose en un importante y próspero puerto lacustre presentando un gran desarrollo económico derivado de la actividades agrícola, ganadera, forestal y de servicios, entre ellos: molinos, aserraderos, hojalaterías, herrerías, curtiembres, mueblerías, cervecerías, panaderías, sastrerías, fábricas de calzados, cecinas, etc.

En esta tarea es importante destacar igualmente, el trabajo y contribución de familias pertenecientes, tanto, a nuestros pueblos originarios, como aquellas provenientes de la isla grande de Chiloé, especialmente en tiempos de cosecha, quienes mancomunadamente van forjando el desarrollo y progreso comunal.

Cien años de navegación y un pujante desarrollo económico, hacen de Puerto Octay uno de los pueblos más relevantes del sur de Chile.

Con la llegada del ferrocarril a comienzos del siglo XX, la construcción de caminos y la aparición de los primeros vehículos motorizados hacia la década del 20 y del 30, la navegación lacustre se vuelve inadecuada y el rubro decae paulatinamente. Los vapores que antaño daban un gran aspecto de esplendor, deben dejar su actividad afectando principalmente a pueblos como Puerto Octay y Los Bajos.  Muchas casas comerciales y diversas actividades deben cerrar sus puertas y buscar nuevos horizontes. Los últimos vapores que prestaron servicio de transportes fueron el vapor “Chile” y “Santa Rosa”, culminando su actividad hacia los años 1955-57 y obligando a la población local, encontrar nuevos desafíos y emprendimientos.

De este tiempo es Puerto Octay, heredero de una historia pionera; hoy, sus calles y construcciones, testimonian un pasado glorioso, sin embargo, aún resta mucho por conocer y construir.

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